Las
reglas del juego.
Al hablar de Carl Sagan, es redactar una serie de hechos
fantásticos, científicos y méritos ante la astro física, pensar en el cosmos es
inevitable cuando su nombre es tomado como tema de discusión, ha publicado una
serie de artículos importantes su mayoría dedicados al estudio del universo. En
esta ocasión nos sorprende decidiendo plasmar un gran capítulo con detalles
emocionantes que subyacen en el pensamiento, actitudes y veracidad del ser
humano.
Si bien el tema que trató en la lectura es materia de
diversos expertos filósofos como Nietzschie, es de gran impacto para las normas
sociales, para el sentido común y para la “Genealogía de la moral” que
permanece en las personas. Es una amenaza latente para aquellos códigos morales
que rigen la lógica humana, la virtud y el raciocinio; la lógica juega un papel
importante dentro de las decisiones, ya sea en lo más mínimo o lo más
significante.
Aunque con él hemos regresado a momentos críticos, obligándonos
a recordar a algunos personajes como Sófocles, Platón y Aristóteles, Sagan
plantea en nuestro presente, una ética que continúa viva en la sociedad, una
lucha que puede llegar a dividir clases sociales e incluso marcar la historia
bajo un régimen circunstancial. Es por ello que nuestro magnífico escritor,
revela en éste capítulo de su libro “Miles de millones” la reacción del ser
humano, ante situaciones que puedan afectar su respuesta, tomando como
principal sujeto a la moral, la consciencia y la justicia.
La historia revela al hombre, como un ser más en el
universo que por defender su criterio, a sus semejantes o más cercanos, hace
hasta lo imposible e incluso sacar el “as” bajo la manga para protegerlo. Esta
toma de decisiones ha llevado a nuestra sociedad a una lucha por saber qué es
lo que está bien o que es lo que está mal, definir ambos conceptos dependerá
del criterio o el ángulo en que sean analizados. Grandes personajes de la historia,
han dejado una huella imborrable en el camino, desde que comenzó la escritura
en la antigua Mesopotamia, hasta llegar a lo que hoy en día conocemos. Entre
los personajes que han dejado mucho de qué hablar en cuanto a ética y moral se
refiere, se encuentra Jesús de Nazaret, aquel que dio la vida por un pueblo,
quien sufrió a razones de una voz que hablaba en su subconsciente, una persona
que por no indagar detalles, dejo una herencia inescrutable, una frase que cambió
el rumbo del criterio y del sentido común en la sociedad, “Pagar el mal con
bien” (regla de oro)
¿Qué es la justicia? ¿Qué podemos citar nosotros para
definirla? Yo pregunto; Por qué si Jesús fue víctima de lo que Pilatos pensaba
justo, ¿Por qué morir bajo lo justo de mi consciencia, por lo justo de los
demás? El criterio que refuta la idea genial de la primera regla, se muestra en
la ley del Talión, “Ojo por ojo, diente por diente” (Regla de bronce). No busco
ofender a nadie y mucho menos entrar en materia religiosa, incluso se puede
leer burdo pero, si Jesús resucito al tercer día, ¿Por qué no pagarle a Pilatos
con la misma moneda? Es ahí donde la justicia toma un rumbo diferente, en donde
las leyes del hombre se definen por un acto seguido de una consecuencia.
Ante la barbarie que puede ser nuestra sociedad, se han
creado leyes y normas que regulan el comportamiento del hombre ante los demás,
códigos que crean solamente una idea de lo que es el bien y el pago que se debe
de recibir al ejercer un mal. “La ceguera no solo es negra, también existe una
blanca, un ciego que no piensa es más ciego que uno que no puede ver.” Esta es
una frase que pude rescatar del libro “Ensayo sobre la ceguera” de José
Saramago, una frase que he escrito para definir el corazón del mismo, lo he
citado debido a que muestra de manera cruda, los actos de desesperación del
hombre ante la escases y ausencia de la moral. “No hacer lo que no queramos que
nos hagan” dice la regla de plata, entonces ¿Por qué matar para poder sobrevivir?
Si nos hemos quedado ciegos, ¿Por qué robar al otro y quejarme que me han
robado? Decimos que queremos equidad, pero al mismo tiempo hacemos caso omiso
de una regla más que señala Sagan, “Haz a los demás lo que te plazca, antes de
que ellos te lo hagan a ti.” ¿Anticiparse es la mejor opción?, o ¿Simplemente
nos aprovechamos de quienes son más propensos y débiles?
¿Alguna vez te has preguntado, qué pasaría si no
existiera un gobierno o códigos reguladores? Ante un acto de lucidez somos capaces
de generar una idea “genial”, un momento de iluminación que nos dirá, que tal
vez nuestra lógica es la correcta, pensemos solo un instante, ¿Qué pasaría en
un país sin gobierno? Saramago hace la última referencia ante el “Dilema de los
prisioneros” que relata Sagan, en el “Ensayo sobre la lucidez” se muestra a una
ciudad que ha decidido no ejercer el voto, (esto debido a una fuerte inconformidad
arrastrada por la ausencia del cumplimiento de los códigos), haciendo una
simple pregunta ¿Ahora qué? Es cuando diferentes grupos sociales comienzan a
crearse y surgen más preguntas, ¿Cooperar? ¿Y si coopero y al final traiciono? Esto
es de lo que habla el dilema, una sociedad en donde la cooperación sea la base
de nuevas definiciones de lógica, hacerlo para salir adelante, para caer en
declive o simplemente para poder sobrellevarnos.
Entonces solo nos queda pensar; ¿Debemos seguir las
reglas o seguir aquella voz que nos aconseja de qué manera actuar ante la
sociedad?
Hernández Tejeida Julio César.
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