miércoles, 15 de abril de 2015

Las Reglas del juego (Julio César Hernández Tejeida)

Las reglas del juego.
Al hablar de Carl Sagan, es redactar una serie de hechos fantásticos, científicos y méritos ante la astro física, pensar en el cosmos es inevitable cuando su nombre es tomado como tema de discusión, ha publicado una serie de artículos importantes su mayoría dedicados al estudio del universo. En esta ocasión nos sorprende decidiendo plasmar un gran capítulo con detalles emocionantes que subyacen en el pensamiento, actitudes y veracidad del ser humano.
Si bien el tema que trató en la lectura es materia de diversos expertos filósofos como Nietzschie, es de gran impacto para las normas sociales, para el sentido común y para la “Genealogía de la moral” que permanece en las personas. Es una amenaza latente para aquellos códigos morales que rigen la lógica humana, la virtud y el raciocinio; la lógica juega un papel importante dentro de las decisiones, ya sea en lo más mínimo o lo más significante.
Aunque con él hemos regresado a momentos críticos, obligándonos a recordar a algunos personajes como Sófocles, Platón y Aristóteles, Sagan plantea en nuestro presente, una ética que continúa viva en la sociedad, una lucha que puede llegar a dividir clases sociales e incluso marcar la historia bajo un régimen circunstancial. Es por ello que nuestro magnífico escritor, revela en éste capítulo de su libro “Miles de millones” la reacción del ser humano, ante situaciones que puedan afectar su respuesta, tomando como principal sujeto a la moral, la consciencia y la justicia.
La historia revela al hombre, como un ser más en el universo que por defender su criterio, a sus semejantes o más cercanos, hace hasta lo imposible e incluso sacar el “as” bajo la manga para protegerlo. Esta toma de decisiones ha llevado a nuestra sociedad a una lucha por saber qué es lo que está bien o que es lo que está mal, definir ambos conceptos dependerá del criterio o el ángulo en que sean analizados. Grandes personajes de la historia, han dejado una huella imborrable en el camino, desde que comenzó la escritura en la antigua Mesopotamia, hasta llegar a lo que hoy en día conocemos. Entre los personajes que han dejado mucho de qué hablar en cuanto a ética y moral se refiere, se encuentra Jesús de Nazaret, aquel que dio la vida por un pueblo, quien sufrió a razones de una voz que hablaba en su subconsciente, una persona que por no indagar detalles, dejo una herencia inescrutable, una frase que cambió el rumbo del criterio y del sentido común en la sociedad, “Pagar el mal con bien” (regla de oro)
¿Qué es la justicia? ¿Qué podemos citar nosotros para definirla? Yo pregunto; Por qué si Jesús fue víctima de lo que Pilatos pensaba justo, ¿Por qué morir bajo lo justo de mi consciencia, por lo justo de los demás? El criterio que refuta la idea genial de la primera regla, se muestra en la ley del Talión, “Ojo por ojo, diente por diente” (Regla de bronce). No busco ofender a nadie y mucho menos entrar en materia religiosa, incluso se puede leer burdo pero, si Jesús resucito al tercer día, ¿Por qué no pagarle a Pilatos con la misma moneda? Es ahí donde la justicia toma un rumbo diferente, en donde las leyes del hombre se definen por un acto seguido de una consecuencia.
Ante la barbarie que puede ser nuestra sociedad, se han creado leyes y normas que regulan el comportamiento del hombre ante los demás, códigos que crean solamente una idea de lo que es el bien y el pago que se debe de recibir al ejercer un mal. “La ceguera no solo es negra, también existe una blanca, un ciego que no piensa es más ciego que uno que no puede ver.” Esta es una frase que pude rescatar del libro “Ensayo sobre la ceguera” de José Saramago, una frase que he escrito para definir el corazón del mismo, lo he citado debido a que muestra de manera cruda, los actos de desesperación del hombre ante la escases y ausencia de la moral. “No hacer lo que no queramos que nos hagan” dice la regla de plata, entonces ¿Por qué matar para poder sobrevivir? Si nos hemos quedado ciegos, ¿Por qué robar al otro y quejarme que me han robado? Decimos que queremos equidad, pero al mismo tiempo hacemos caso omiso de una regla más que señala Sagan, “Haz a los demás lo que te plazca, antes de que ellos te lo hagan a ti.” ¿Anticiparse es la mejor opción?, o ¿Simplemente nos aprovechamos de quienes son más propensos y débiles?
¿Alguna vez te has preguntado, qué pasaría si no existiera un gobierno o códigos reguladores? Ante un acto de lucidez somos capaces de generar una idea “genial”, un momento de iluminación que nos dirá, que tal vez nuestra lógica es la correcta, pensemos solo un instante, ¿Qué pasaría en un país sin gobierno? Saramago hace la última referencia ante el “Dilema de los prisioneros” que relata Sagan, en el “Ensayo sobre la lucidez” se muestra a una ciudad que ha decidido no ejercer el voto, (esto debido a una fuerte inconformidad arrastrada por la ausencia del cumplimiento de los códigos), haciendo una simple pregunta ¿Ahora qué? Es cuando diferentes grupos sociales comienzan a crearse y surgen más preguntas, ¿Cooperar? ¿Y si coopero y al final traiciono? Esto es de lo que habla el dilema, una sociedad en donde la cooperación sea la base de nuevas definiciones de lógica, hacerlo para salir adelante, para caer en declive o simplemente para poder sobrellevarnos.
Entonces solo nos queda pensar; ¿Debemos seguir las reglas o seguir aquella voz que nos aconseja de qué manera actuar ante la sociedad?

Hernández Tejeida Julio César.

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